Felipe VI y su discurso

El discurso del rey Felipe VI viene marcado por cambios en su compostura. El lugar elegido ha sido el Palacio Real, un discurso que no lo ha dado sentado sino de pie y en movimiento. Tiene sus pros y sus contras dar un discurso de pie y en movimiento.  

Cuando un hombre da un discurso sentado, me da igual si es un rey como si es un obrero de la construcción no debe cruzar las piernas como hizo el año pasado el rey, en protocolo no se permite esta postura, es como si una mujer se sienta con las piernas abiertas llevando una minifalda, es poco correcto. A no ser que tenga delante una mesa con un faldón que le cubre las piernas y no permite ver su postura.

Cuando uno habla de pie aunque sea sin moverse debe controlar la respiración para tener una magnífica dicción.

La noticia es que ha habido muchas visualizaciones del discurso del rey en redes sociales. Perfecto. ¿Para qué sirve un discurso? En realidad, un discurso sirve para remover conciencias, provocar movimientos sociales, es decir, una reacción a esas palabras bien pronunciadas. Del discurso del año pasado a este, esa juventud a la que tiene muy presente el rey de España, su situación lejos de mejorar ha empeorado, los jóvenes no pueden comprar una casa y menos tener hijos, con la consecuencia de emigrar a otros países, hombres y mujeres con talento y políglotas que no pueden vivir en su país porque les echan las políticas y no pueden esperar a que se reconduzca la situación.  No se preocupen que para el año 2050 lo que menos va haber en España son españoles al 100% de raza blanca y católicos. 

¿Dónde están esos hombres que con sus palabras provocan un giro en la sociedad? Han emigrado a otros países en los que les tienen en cuenta.  Un discurso muy pesimista cargado de palabras negativas, y gesticulando en exceso para apoyar sus palabras. Las palabras del rey duran lo que dura su discurso. Le escuchan pero no le oyen.