Llongueras, se ha ido, se lo ha llevado un cáncer de garganta.

Estas palabras que le dedico es mi homenaje a su memoria.

Uno de los mejores estilistas de este país. Se hizo un nombre, en sus comienzos iba a peinar a las casas de sus clientes, lo que hoy podemos llamar un servicio a domicilio. Fue pionero, creó una cadena de peluquerías, su vocación por el cuidado, el corte y el color del pelo con técnicas innovadoras marcaban la diferencia con el resto de las peluquerías existentes en España.

Si lo asemejamos al mundo de la moda, podemos decir, que era la alta costura, marcada por su creatividad, imaginación, elegancia, y estilo, nunca mejor dicho, estilos hechos a la medida de las facciones de sus clientes, un estudio previo antes de meter la tijera, aplicar un color, o realizar un peinado. Había un antes y un después, para la mujer que entraba y la que después de dos horas salía de la peluquería.

El poder de atracción mediático que creaba en sus desfiles, presentando las nuevas tendencias en las discotecas de moda de la ciudad, con la música y las luces como parte del espectáculo.

La marca Llongueras, vive, y sigue siendo la elegida por muchas mujeres para peinarse, maquillarse y otros servicios de estética con los últimos avances que van saliendo en el mercado. Su idea de negocio se mantiene con la misma política que sigue una de sus hijas como presidenta de la firma.

Llongueras nunca dejará de ser Llongueras, como Chanel nunca dejará de ser Chanel, a pesar de que haya otros directores creativos al frente de la marca.