¿Crisis sexual para las mujeres?

Noticia tras noticia venimos escuchando las diferentes agresiones sexuales que sufren las mujeres, se trata del mismo perfil de hombre pero de diferentes mujeres con su identidad, su familia, su trabajo y su vida social.  

¿A qué se debe? ¿A la indumentaria? No se debe a la indumentaria, ni a la tendencia, ni a la moda que se lleva, la ropa tiene la utilidad que sirve para cubrir el cuerpo de tentaciones que pueden provocar una agresión sexual, digamos que es como un escudo que nos protege hasta un punto que si nos lo arrancan estamos sometidas, humilladas, y expuestas como trofeos en los dispositivos móviles.

Nos llega una tendencia de moda, tal y como nos expone en su escaparate la marca de origen español Mango, se trata de llevar puestas unas bragas, solo que en este caso, elaboradas de lentejuelas con medias negras de cristal. ¿Se van aumentar los casos de violación por ir vestidas con esta tendencia? Cuesta su tiempo quitar unas medias y unas bragas. No se trata de lo que lleve puesto sino de la mujer. Quieren poseer a la mujer.

Las mujeres están desprotegidas al ser despojadas de sus derechos como es la de consentir una relación sexual, y a partir de ahí el hombre se cree con derecho a disponer y a divulgar un delito que no lo considera como tal.

Es un problema social que esta adquiriendo grandes titulares con sus protagonistas que no ven en ello más que la satisfacción del momento, mientras su victima se queda en trauma.

Estamos hablando de hombres con profesiones de futbolistas, guardias civiles, policía, directores de cine, altos cargos públicos, miembros de Casas Reales.... Y la lista continúa.

Se trata de poner los medios y el remedio: Tiene que cambiar la educación del hombre a partir de su infancia, adolescencia y juventud, recibiendo una educación sexual orientada desde el colegio. No desde la familia porque no lo van hacer. La comunicación sobre temas de sexualidad no se trata con la suficiente confianza entre padres e hijos.

Ni la mujer ni la moda tienen la culpa. El culpable es el hombre pero no visto como hombre sino como animal que necesita ser tratado por profesionales desde la prisión y a partir de su ex carcelación deben estar controlados con un seguimiento, del cual debe hacerse cargo el Estado, para proteger a las mujeres. Los violadores en un alto porcentaje son reincidentes con derecho a inserción social, a partir de ahí el peligro y el riesgo sigue existiendo. Se deben gestionar las medidas desde el poder legislativo, poder ejecutivo, y poder judicial.